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Ver película: Las Brujas de Salem

Antes de ver la película, debes tener en cuenta lo siguiente:

La película no es una película de terror, sino es una película con fines académicos que intenta aproximarnos a una realidad vinculada a lo que se a venido a llamar «la caza de brujas».

Esta película muestra cómo las creencias influyen en el destino de las personas. A los jueces y a los colonos les convenía creer que las mujeres eran brujas y que todo era obra del demonio, pues esto los exoneraba de su responsabilidad como individuos y como sociedad. Pero otras teorías se apoyan en analizar hechos de maltrato, adivinaciones invocando al maligno, ergotismo (intoxicación con pan de centeno fermentado que contiene elementos químicos), y algunas otras aluden al tema del estrangulamiento social de la mujer. La persecución de minorías, el prejuicio, condenar a las personas sin un juicio previo. La cacería de brujas que tuvo lugar en la población de Salem en 1692 marcó el imaginario estadounidense tan profundamente que se ha convertido en la metáfora de la paranoia y la persecución. Lo más sorprendente del caso estadounidense es que el sistema judicial inmediatamente dio credibilidad a la idea de que existía una conspiración de brujas empeñadas en destruir a una comunidad, ya que querían combinar el estado y la iglesia para crear una comunidad de «santos invisibles».

El pánico moral y la caza de brujas

La caza de brujas es la búsqueda de brujos, brujas o pruebas de brujería, que llevaba a acusar a la persona afectada de brujería, a un juicio y finalmente a una condena. Muchas culturas, tanto antiguas como modernas, han reaccionado de forma puntual a las acusaciones de brujería con miedo supersticioso y han castigado, o incluso asesinado, a los presuntos o presuntas practicantes.

La caza de brujas como fenómeno generalizado es característica de la Europa Central a inicios de la Edad Moderna. Base para la persecución masiva de mujeres (puntualmente también menores y hombres e incluso animales) por la Iglesia y sobre todo por la justicia civil, fue la idea, extendida entre teólogos y juristas, de una conspiración del Demonio para acabar con la Cristiandad.

Hoja relatando la quema de una bruja que en 1531, con ayuda del Demonio, quemó la ciudad de Schiltach.

Las cazas de brujas todavía ocurren en la actualidad y suelen clasificarse dentro del llamado pánico moral. De forma general, el término ha llegado a denotar la persecución de un enemigo percibido (habitualmente un grupo social no conformista) de forma extremadamente sesgada e independiente de la inocencia o culpabilidad real.

En sociología, un pánico moral es una reacción de un grupo de personas basada en la percepción falsa o exagerada de algún comportamiento cultural o de grupo, frecuentemente de un grupo minoritario o de una subcultura, como peligrosamente desviado y que representa una amenaza para la sociedad. El término fue acuñado por el sociólogo Stanley Cohen en su libro Folk Devils and Moral Panics en 1972, donde lo define como un episodio, condición, persona o grupo de personas que han sido definidos como una amenaza para los valores e intereses de la sociedad. Son subproductos de controversias que producen argumentos y tensión social o que no son fácilmente discutidos dado que algunos de estos pánicos morales son tabú para mucha gente.

Su naturaleza se presenta de una forma estilizada y estereotipada por los medios de comunicación. Así, estas reacciones son a menudo estimuladas por cobertura mediática o propaganda en torno a un asunto social, aunque algunos pánicos morales semi-espontáneos pueden ocurrir. La histeria colectiva puede ser un elemento en estos movimientos, pero el pánico moral se diferencia de la histeria en masa porque está específicamente enmarcado en términos de moralidad y es usualmente expresado más como un atentado que como un miedo. Según la definición de Cohen, los pánicos morales giran alrededor de una amenaza percibida como un valor o norma detentada por una sociedad normalmente estimulada por la glorificación en los medios masivos o leyenda popular en las sociedades. Los pánicos tienen varios desenlaces, uno de los cuales es la certificación de los partícipes del pánico de que lo que están haciendo garantiza la observación por parte de los medios masivos y, por lo tanto, puede empujarlos más allá hacia actividades que conduzcan hacia el sentimiento original de pánico moral.

El pánico moral viene siendo constante y corriente hace más de un siglo. Es bastante parecido con la «caza de brujas» ya que tiene varios denominadores comunes. Las influencias y los comportamientos de los jóvenes son temas comunes en muchos pánicos morales.

Sin embargo este fenómeno generalizado se retrotrae , todavía a la publicación del Malleus Maleficarum. Raúl Eugenio Zaffaroni, en su obra la cuestión criminal, señala que desde la publicación de esta obra, hasta nuestros días siguen apareciendo instrumentos discursivos inquisitoriales con idéntica estructura discursiva: lo único que se va modificando en cada nueva generación son sus contenidos internos.

Sobre el libro: El martillo de las brujas (Malleus Maleficarum)

libro

El Malleus Maleficarum es el más famoso de todos los libros sobre brujería, escrito probablemente en 1486 y publicado en 1487, convirtiéndose en el manual indispensable y la autoridad final para la Inquisición, para jueces y magistrados, para sacerdotes tanto católicos como protestantes, a lo largo de los tres siglos siguientes a su publicación, en la lucha contra la brujería en Europa.

A fines de la Edad Media se estaban produciendo cambios muy bruscos en la forma de vida en Europa: era una época en la que se estaban descubriendo nuevas tierras (lo que hizo que los europeos se enfrentaran a culturas hasta ese momento totalmente ajenas al pensamiento del cristianismo), comenzaba a despertarse la conciencia popular entre los campesinos de Alemania, quienes poseían conocimientos religiosos rudimentarios mezclados con conocimientos supersticiosos ancestrales, aparecía la imprenta, que abría la posibilidad de una gran difusión de las ideas existentes, en especial de las nuevas maneras de interpretar la Biblia, existían complicados estudios seudocientíficos para leer los astros, y se creía firmemente tanto en la astrología esotérica como en la magia. Existían muchos libros sobre magia talismánica y secretos de alquimia.

El Malleus Maleficarum o Martillo de las brujas fue compilado y escrito por dos monjes inquisidores dominicos, Heinrich Kramer, también conocido como Heinrich Institoris, y Jacob Sprenger.

Heinrich Kramer nació en Schlettstadt (Sélestat), ciudad de la baja Alsacia al sudeste de Estrasburgo, y a muy temprana edad ingresó en la Orden de Santo Domingo. Más tarde fue nombrado Prior de la Casa Dominica de su ciudad natal. Fue predicador general y maestro de teología sagrada. Antes de 1474 fue designado Inquisidor para el Tirol, Salzburgo, Bohemia y Moravia.

Jakob Sprenger nació en Rheinfelden (Suiza), ingresó como novicio en la Casa Dominica en 1452, se graduó de maestro en teología y fue designado Prior y Regente de estudios del convento de Colonia. En 1480 fue designado decano de la Facultad de Teología de la Universidad y en 1488 fue designado Provincial de toda la provincia alemana.

El Papa Inocencio VIII colaboró en la campaña contra la brujería.

Importancia para la Criminología

Raúl Eugenio Zaffaroni, en su obra La Cuestión Criminal (2012), acerca del origen de la Crimonología, niega la idea de que el Positivismo fue el que inició esta ciencia, porque -según el autor- el ser humano ha castigado penalmente desde mucho tiempo atrás, de modo que los primeros criminólogos fueron los demonólogos, los que fundamentaron a favor de la quema de las brujas por la inquisición. Para afirmar lo anterior, caracteriza la estructura inquisitorial existente en Europa y resalta que durante largos años se realizó un control social religioso, verticalizado, sumado a la labor de los jueces, ideándose el discurso de la «emergencia» que permitió el ejercicio ilimitado del poder punitivo del Estado. Dicha argumentación se concretó en el Malleus maleficarum o «El martillo de las brujas» de 1484, manual para los jueces estatales en la quema de brujas y que fue un libro de alta circulación durante doscientos años, resultando el más impreso después de la biblia (p. 44). Este documento albergaba aspectos de Derecho penal, Criminología, Derecho procesal penal e incluso criminalística.